Hudson Jet

Hudson Jet el compacto. A comienzos de la década de los años 50, el mercado estadounidense de vehículos pese a vivir una época de opulencia debida al fortalecimiento del país luego de terminada la Segunda Guerra Mundial, mostraba una clara tendencia que apuntaba a que un número cada vez más creciente de compradores se interesara en automóviles pequeños, económicos y de bajo consumo de combustible, algo que a la luz de la realidad sonaría contradictorio, ya que la gasolina costaba muy poco, además las personas cada vez más tenían mejores ingresos por su trabajo, había espacio de sobra para estacionar y las preocupaciones ambientales no existían.

Por: Roberto Nigrinis Velandia

 

Ante esta situación los directivos de la Hudson comenzaron a enfocar sus esfuerzos en esta dirección, que resultaba favorable para agregar nuevos y necesarios productos a su portafolio, que a su vez le permitieran competir directamente con los económicos y reconocidos modelos de Chevrolet, Ford, Plymouth, los automóviles Willys Aero que saldrían en 1952 y con los Henry J y All State aparecidos a finales de 1950, que se sumaban a los Nash y Rambler producidos por la Nash Kelvinator, productos que conformaban la oferta del segmento básico del mercado.

Aprovechando el reconocimiento del público y los resonantes triunfos del Hudson Hornet en las competencias de la Nascar, deciden crear el modelo compacto Jet, que tomaba lo mejor de la tecnología de la marca y lo empacaba en una carrocería pequeña y bien proporcionada que de inmediato atrajo el interés de los clientes a finales de 1952 cuando se conocieron los primeros modelos y las primeras imágenes de su silueta. Fue presentado oficialmente en marzo de 1953 y reafirmó en el público la positiva imagen que tenían de él.

La compañía en cabeza de su presidente Abraham Edward Barit (agosto 30 de 1890- Julio 14 de 1974), encargó del diseño del Jet a Frank Spring y su grupo de diseño, que se basó en el concepto de carrocería soldada al chasis (Llamado Sistema Monobilt por la Hudson) y que se fabricaba con el concepto “Low Step Down” que lo hacía muy bajo y que además de permitirle a sus pasajeros, casi que literalmente bajar al auto, producía un automóvil muy bajo con un centro de gravedad cercano al camino, lo que redundaba en una estabilidad superior a la del común en los modelos de la competencia, característica fundamental en los productos de la Hudson desde 1948 y que había contribuído al estupendo comportamiento en ruta y en carreras de pista de los míticos Hudson Hornet.
El espacio interior permitía albergar seis pasajeros, tres adelante y tres atrás, quienes podían contar con un amplio baúl, que aumentaba de tamaño con sólo abatir la silla trasera, lo que era un aspecto interesante para movilizar elementos voluminosos.
El panel de instrumentos venía tapizado por un material plástico que evitaba el deslumbramiento producido por el sol y evitaba lesiones a los pasajeros delanteros en caso de colisión.
Este panel ofrecía velocímetro e indicadores de aguja para la temperatura del motor, la presión de aceite, el estado de carga del sistema eléctrico y para el nivel de combustible en el depósito en la versión superior, en la básica las agujas estaban presentes en los indicadores de combustible y temperatura, dejando la información de presión de aceite y sistema de carga a sencillos y poco precisos testigos luminosos. Los diseñadores de la Hudson eliminaron en le auto, la parte superior del aro que accionaba la bocina, con el fin de mejorar para el conductor la visión de los instrumentos, una queja común y recurrente de los propietarios de vehículos en aquellos días.
Sus propietarios siempre alabaron la sobresaliente potencia del motor, la recuperación de este desde baja velocidad y la capacidad para rebasar en la vía vehículos lentos.


Otras características destacables eran el buen espacio interior, la suave marcha y la maniobrabilidad del auto.
En un principio se pensó en llamar a la nueva creación con el nombre de Essex, recordando la marca con que se vendieron algunos Hudson en los años 30, en plenos días de la depresión económica, marca que se haría célebre por haber sido la preferida por el asaltante de bancos John Dillinger que era un amante de estos autos, en especial de los Terraplane, que al igual que los Hudson se distinguían por la potencia y rendimiento de sus motores, algo que para el mítico delincuente resultaba fundamental por razones obvias.

 

El costo total del proyecto Hudson Jet, fue de Us $12.000.000 de la época, una cifra muy alta que afectó las finanzas de una compañía con problemas económicos y para la cual el Jet no representó sino 21.143 unidades vendidas en 1953, de un total de producción de la marca de 66.143 y solamente 14.224 unidades comercializadas en 1954, de una producción total de la Hudson de únicamente 50.660 vehículos. Cifras muy bajas y que serían el “Canto del Cisne” para un modelo y una marca nacida en 1909 y que desaparecería absorbida por la gigantesca corporación American Motors Corporation que nacería el 14 de enero de 1954 al aglutinar las marcas de la Nash-Kelvinator y la Hudson Motor Car Company. Y a las que se uniría posteriormente la Willys Overland de Toledo Ohio.

 


El Hudson Jet también tuvo una presencia destacada en las competiciones deportivas, pero esto no le alcanzó para cercarse a su hermano mayor el Hornet, que fue un campeón sin rivales en la Nascar.

Motorización y otros aspectos técnicos

 

El Jet usaba un motor de seis cilindros en línea con culata plana en L y válvulas en el bloque. Con un desplazamiento de 3.310 c.c (202 pulgadas cúbicas), con pistones de 76,2 mm y una carrera de 120.6 mm. El cual podía tener un índice de compresión de 7.5 a 1 o de 8.0 a 1 dependiendo si se montaba una culata de hierro o de aluminio. Que podía producir 104 HP/4.000 rpm con un carburador sencillo, 106 HP/4.000 rpm con la culata en aluminio o 114 HP/4.000 rpm con la culata de aluminio y doble carburador. En cuanto a producción de torque estaba en 21,82 Kgm/1.400 rpm (158 libras pie/1.400 rpm), 22,37 Kgm/1.400 rpm (162/1.400 rpm) y 23,48 Kgm/1.400 rpm (170 libras pie) respectivamente, cifras para nada despreciables.
Estaba disponible con caja de cambios manual de 3 velocidades, de 3 velocidades con sobremarcha o automática Hydramatic de dos velocidades. Las versiones con caja mecánica contaban con un sistema de embrague convencional, mientars que los Hudson grandes, usaban un disco en corcho, bañado por aceite hidráulico.

Adelante montaba suspensiones independientes con espirales, mientras atrás usaba el tradicional eje rígido con ballestas.
Frenos hidráulicos con campanas en las cuatro ruedas, con accionamiento mediante una bomba sencilla.
Las versiones básicas usaban llantas 5,90 X 15” y las de lujo 6,40 X 15”.
Las medidas generales son: Largo 4,59 m, ancho 1,70 m, alto 1,54 m, con una distancia entre ejes de 2,67 m, trocha delantera de 1,37 m y trocha trasera de 1,32 m y un peso total vacío de 1.225 kilos.
El Jet se vendió con diferentes niveles de equipamiento, la versión superior llamada Super Jet, ofrecía además del motor con mayor potencia y torque, caja automática, vidrios tintados, tapa cubos para las ruedas traseras, ruedas con banda blanca, equipo continental en la parte exterior del baúl, calefacción y radio.
En cuanto a carrocerías, la más vendida fue la sedán de cuatro puertas, también estaba disponible una de dos puertas cupé. Se produjeron prototipos y algunas pocas unidades del convertible.
El Jet solamente se fabricó en modelo 1953 y 1954, modelos que presentan entre si cambios mínimos especialemente en su parte frontal. En el segundo año de producción fué cuando la American Motors, nuevo propietario de la marca descontinuó la línea Jet, que competía directamente con los modelos Nash y Rambler.
Hoy en día resulta difícil encontrar Hudson Jet, el tiempo, el uso y el descuido acabaron con ellos. En Colombia los conocimos. Quien escribe guarda gratos recuerdos de un Super Jet modelo 1954, de color azul oscuro, con vidrios tintados, caja mecánica de tres velocidades con sobremarcha, con tapacubos y ruedas con banda blanca, en un inmaculado estado de conservación, que un amigo de mi padre había dejado en nuestra casa por algunos días mientras regresaba de un viaje, y que mi padre sacaba para llevarme al colegio cuando me dejaba el bus escolar. Debo confesar que varias veces tardé más de lo debido para que me llevaran a clases en el Hudson.
Este modelo al igual que el resto de la gama Hudson, se han vuelto modelos coleccionables y cada vez alcanzan mayores precios como vehículos interesantes para ser restaurados, tanto en Colombia como en muchos países del mundo.

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