Chevrolet 1959

Los vehículos norteamericanos del último año de la década de los años 50, siempre serán recordados por sus gigantescas carrocerías, colmadas de cromo y con aletas monumentales, uno de sus mayores exponentes fue el Chevrolet.

 

 

 

 

A finales de 1957 a las vitrinas de los concesionarios Chevrolet comenzaron a llegar los modelos del año siguiente, totalmente diferentes al famoso y reconocido modelo de 1957 que compartía plataforma y que con modificaciones era similar a los Chevrolet de 1955 y 1956.

Por: Roberto Nigrinis
Fotos: Rolando González

El modelo de 1958 tenía una carrocería totalmente nueva (23 cm más largo,10 cm más ancho y 6 cm más bajo con relación al modelo 1957) que se montaba sobre un chasis en forma de X con una rigidez torsional un 39% superior al de modelos anteriores y que ofrece una mayor facilidad de giro para las ruedas delanteras. Por la parte central del chasis pasaba el cardán de dos tramos, aspectos totalmente inéditos en la marca del corbatín. En Aquel año se cambiaron algunas cosas en las series en que se dividían los modelos de la marca de acuerdo con su equipamiento y precio de venta. El modelo básico dejó de llamarse 150 y pasó a denominarse Delray, el siguiente ya no se llamaba 210 si no Biscayne, al que le seguía la famosa serie Belair que ya no era el top de casa, sino el escalón anterior a la nueva serie Impala que era lo máximo en lujo, potencia y equipamiento.

 

En los modelos de 1959 se aumentó el largo total de las carrocerías, lo mismo que la distancia entre ejes y se disminuyó la altura de los vehículos. Nuevamente se dieron cambios en las series, la básica ya no era la Delray, ahora era la Biscayne, a la que le seguían la intermedia Belair y la superior Impala. A lo largo de este año se produjeron 1.450.970 automóviles Chevrolet de todas las series incluyendo los 9.670 Corvette.

 

Los razgos del Chevrolet

 

Una carrocería muy baja con relación a las anteriores, marcaba el rumbo del diseño de la siguiente década, construida totalmente en acero se montaba sobre el chasis en X que se usaba desde el año anterior. Se encontraba disponible en dos y cuatro puertas con y sin parales centrales, station wagon de dos y cuatro puertas y capacidad para seis u ocho pasajeros (llamada Nomad, con la tercera banca de asientos estaba montada mirando hacia atrás), el espectacular convertible y la gran novedad, una pickup de lujo con una baja capacidad de carga llamada El Camino. En todos los modelos estaba presente el gigantesco vidrio parabrisas curvo en sus esquinas, que suministraba una visibilidad estupenda, que se complementaba con un vidrio trasero muy grande, en marcado en una carrocería sin puntos ciegos y con una ventilación estupenda, en la que se destacaban las entradas de aire ubicadas bajo el panel de instrumentos. Si se quería más comodidad se podía pedir calefacción y aire acondicionado a precio extra.

 

 


Tenía un frontal amplio y cromado, con los cuatro faros en los extremos y muya bajo para mejorar la visión en conducción con niebla,  y los cocuyos estaban ubicados en la parte superior del frontal en las esquinas, mientras que atrás la gigantesca tapa del baúl semejaba la forma de un portaviones. Este diseño se complementaba con unas enormes aletas y terminaba con unas generosas luces de cola con forma de ojos de gato que recibieron el apelativo de “cat eye”.

Catálogo promocional


El interior sin importar si se trataba de modelos de dos o de cuatro puertas era generoso, allí se podían acomodar 6 pasajeros tranquilamente gracias a la silla delantera completa, y si viajaban con equipaje contaban con espacio de sobra en el inmenso espacio del baúl.
El panel de instrumentos secciones redondas e iluminación verde pálido con graduación de intensidad, comenzaba por el velocímetro con su odómetro total, pasando por el indicador de temperatura, presión de aceite, carga del sistema eléctrico y nivel de combustible, dejando un espacio final para un reloj.  Cenicero con encendedor de cigarrillos en su interior y una generosa guantera con portavasos e iluminación. El timón en el modelo básico Biscayne era plano en su centro en el lugar del pulsador de la bocina, mientras que en el resto tenía brazos con orificios y una  forma de V invertida con aros pulsador solamente en la parte inferior y desde el que se accionaba una caja de dirección sin asistencia u otra opcional de accionamiento hidráulico. La palanca de cambios estaba montada en la columna de dirección.
Para personas de gran estatura no resultaba tan fácil subir y bajar de los Chevrolet de este año, debido a su baja altura y a la presencia de unas salientes debajo de las esquinas del vidrio panorámico, con las cuales los golpes en las rodillas eran cosa habitual mientras se habituaban al auto.

 

 

Aspectos mecánicos

Se vendía con tres tipos de motorización, la básica de 6 cilindros en línea de 235 pulgadas cúbicas (3.849 c.c) alimentado por un carburador Rochester de un venturi produce 135 HP/4.000 rpm y un torque de 29,97 Kgm/2.200 rpm y un índice de compresión de 8,25 a 1, con 12 válvulas montadas en la culata.


Le seguía una intermedia V8 de 283 pulgadas cúbicas (4.635 c.c), de 16 válvulas en la culata, alimentado por un carburador Rochester de dos venturis que producía 185 HP/4.600 rpm y 37,98 Kgm/2.400 de torque. Con el montaje de carburadores de cuatro venturis,de varios carburadores dobles o aumentando la compresión era posible lograr extraer de esta motor 230,250 y 290 HP, lo mismo que 41.4 Kgm, 34.53 Kgm y 42.12 Kgm de torque. El índice de compresión era de 8,5 a 1 en el motor standard, pasando por 9,5 a 1 y hasta 10,5 a 1.


El motor más potente era otro V8, pero de 348 pulgadas cúbicas (5.700 c.c), también de 16 válvulas en la culata, alimentado con uno o dos carburadores de dos y cuatro venturis, del que se podía extraer desde 250 HP/4.400 rpm, 280 HP,300 HP y 315 HP, y torques de 49 Kgm/2.800 rpm, 49,03 Kgm y 49,17 Kgm y compresiones de 9,5 a 1 hasta 11,0 a 1.
En cuanto a cajas de cambios estaban disponibles una mecánica de tres velocidades o una automática “Powerglide” de dos velocidades.
Frenos de campana en las cuatro ruedas, suspensión delantera independiente con espirales adelante y de eje rígido con espirales también atrás.
Las medidas exteriores del Chevrolet 1959 eran: 5,35 m de largo, 2,02 m de ancho, 1,42 m de altura, 3,02 m de distancia entre ejes. El peso de las diferentes versiones estaba entre los 1.800 y los 1.825 kilos y la capacidad de los tanques de combustible entre los 17 y los 20 galones.

 

Sensación de manejo

Un vehículo espacioso, con nulo apoyo lateral de sus sillas, estupenda capacidad de carga, con unas suspensiones muy suaves y mullidas, poco aptas para tomar curvas a gran velocidad. Sistema de dirección preciso y muy suave pese a no contar con asistencia. Control de cambios ubicado en la columna de dirección de obligatorio mantenimiento permanente para evitar molestas trabadas.


El vehículo conducido estaba dotado de un sencillo motor de seis cilindros en línea, de 135 HP, que aceleraba bien y con una capacidad de ascenso muy destacable. Caja de cambios con relaciones cortas para sus tres velocidades. Durante una de las pruebas le montamos ruedas de 14 pulgadas en lugar de las habituales de 15 y el pique mejoró de manera muy importante. Los frenos cumplían con su misión de manera más que suficiente, siempre y cuando no se transitara por calles encharcadas, donde su efectividad llegaba a su limite sino se llevaba el pedal ligeramente oprimido.

Recuerdos de un Chevrolet Biscayne 1959

En febrero de 1994 mi hermano Jaime Eduardo disfrutaba de su Zastava 750 Z que lo llevaba todos los días hasta la universidad Externado de Colombia donde cursaba su carrera de Administración de empresas. Un día miraba los avisos clasificados de un diario, allí encontró con sorpresa que estaban vendiendo un Chevrolet  Biscayne 1959, lo cual atrajo inmediatamente su atención. Contactó al vendedor y me invitó para que lo acompañara a verlo en detalle. Llegamos al barrio La Estada de Bogotá, golpeamos en la puerta que señalaba la dirección indicada y salió de esta casa un señor ya mayor, suboficial retirado de las fuerzas militares quien era el dueño del carro. Nos contó que el carro en su juventud había sido propiedad de Ecopetrol (Empresa Colombiana de Petróleos).


Procedimos a examinarlo y a conducirlo por calles cercanas. Se encontraba más o menos en buenas condiciones, pero había un problema, mi hermano tenía un dinero que debía completar con el que recibiría por la venta de su Zastava rojo. Ante esta disyuntiva nuestro amigo Rolando González ofreció comprar el Chevrolet para su usarlo mientras terminaba de reparar su carro personal, un Pontiac Chieftain1955. Salido su carro de las reparaciones a las que estaba siendo sometido, le vendería el Chevrolet a mi hermano, lo cual se hizo sin problema alguno, algún tiempo después.
Se iniciaron las labores para mejorar el carro, se reparó el motor, se arregló la tapicería de las sillas y se pintó el tablero de instrumentos de un color azul bastante agradable, que sustituyó un horrible color blanco que tenía al momento de la compra. Para más adelante se dejó pendiente el proceso de latonería y pintura que buena falta le hacía.


El carro quedó bastante bueno y funcionó muy bien durante los 18 meses en que lo utilizamos, sólo tuvo algunas averías menores. Su presencia en nuestras vidas terminó cuando mi hermano se enamoró de un Ford Anglia 1961 y decidió vender el Chevrolet.
Lo compró un vendedor de repuestos usados para vehículos, llamado Guillermo Saleh, quien le hizo algunas modificaciones como montar una nueva caja de cambios de cuatro velocidades hacía adelante y mando desde una palanca ubicada en el piso del vehículo, además de modificar el chasis y montar un cardán de una sola pieza. Al cabo del tiempo nos comentó que le había vendido el carro a uno de sus sobrinos y que este había tenido un accidente. Al mirar hacía uno de los estantes con repuestos usados descubrí con sorpresa que el tablero de instrumentos y algunas partes del Chevrolet estaban para la venta. Al preguntar que había pasado nos comentó que los daños sufridos por el carro al chocar contra un separador a gran velocidad y el posterior volcamiento lo habían dejado convertido en chatarra y que muy pocas cosas se habían salvado, aparte del motor, que había sido vendido para ser montado en un viejo Mercury 1954 propiedad de un señor de Garzón Huila. La verdad debo confesarlo que el final de esta historia no me gustó nada, me habría gustado que el carro hubiese permanecido en poder de la familia, es posible que hoy sus placas mostrarán la combinación de colores, azul con blanco que lo acreditarían como un vehículo antiguo. Hoy regresan a mi mente muchos momentos felices e inolvidables que vivimos conduciendo el Chevrolet Biscayne 1959 de mi hermano.

 

Nota: El Chevrolet de 1959 no fue muy común en Colombia, llegaron muy pocos en versión sedán y station wagon, especialmente por vía diplomática y para labores del gobierno en su gran mayoría con motorización de seis cilindros y caja de cambios manual. Todo esto debido al cierre de importaciones de vehículos que regía en el país.

Visto 24516 veces Modificado por última vez en Viernes, 10 Septiembre 2021 11:33