Publicidad automotriz Argentina en la Revista El Gráfico

A la par del fútbol y de otros deportes cubiertos con pasión como es el caso del automovilismo, la publicidad de autos también se destacaba en esta famosa revista Argentina.

 

Argentina, quizás el más reconocido de los países del cono sur, está al igual que nosotros de Bicentenario en el 2010. Los colombianos siempre hemos visto con curiosidad a esta nación que para muchos no pasa del tango, el fútbol y los chistes sobre la egolatría porteña, y viceversa. Para muchas personas más, Argentina es sinónimo de música, humorismo, cultura, caricatura, actividad editorial, mate con asado, obviamente de buen fútbol, y en nuestro caso, de automovilismo: Juan Manuel Fangio, Carlos Alberto Reutermann, José Froilán González “ El Toro de las Pampas” quien le daría su primer triunfo en la Fórmula Uno a la escudería Ferrari el 14 de julio de 1951, en el viejo Aeródromo de Silverstone ,Onofre “Toscanito”Marimón, los hermanos öscar Alfredo y Juan Galvez, y en general el contexto del TC y de las carreras a nivel internacional nos demostraron lo lejos que se puede llegar en el mundo de los motores como lo pretendimos también en el balompié desde los tiempos de "El Dorado".

Por: Camilo Ernesto Hernández Rincón
Especial para www.carrosyclasicos.com

Una de las consecuencias de esta época que contextualizó al fútbol profesional colombiano con la importación de jugadores argentinos, fue la llegada a los puestos de revistas de El Gráfico: Esta institución de la prensa deportiva es hija de otra institución argentina de los medios impresos: la Editorial Atlántida, fundada por Constancio C. Vigil en 1919. Esta editorial se hizo a su nombre produciendo revistas especializadas desde ese mismo año como la infantil Billiken, la femenina Para Ti, o la agropecuaria La Chacra, todas ellas emblemáticas; pero volviendo al caso de El Gráfico, fundada a la par con la editorial, y que todavía se encuentra en Colombia a la venta, cobran especial atención las ediciones de los años sesenta y setenta, en especial las que datan de 1971 que venían con sección especial para Colombia elaborada entre otros, por Hernán Peláez Restrepo con motivo de los Juegos Panamericanos de Cali. Eran los tiempos en los que Colombia se aferraba a veinte uñas a un lugar bajo el sol del Olimpo deportivo con “Cochise” Rodríguez, Pambelé y el recuerdo del 4-4 con Rusia en el mundial de fúbol de Chile 1962.

 

 

Mientras el hincha de Santa Fe, Deportivo Independiente Medellín, o Atlético Bucaramanga se comparaba con el Boca, River Plate, Racing, Independiente,Platense, Temperley, Banfield o Chacarita Juniors, el reacio dueño de carro que dudaba en cambiar su poderoso Ford Fairlane o su Chevrolet Bel Air por un simple R4 o un Zastava de ensamble colombiano, descubría que entre el cubrimiento de las carreras en la pampa la publicidad automotriz le indicaba que la realidad argentina de las cuatro ruedas tenía ciertas coincidencias con los cambios que Colombia veía en calles y carreteras; y que leyendo con cuidado, la industria de dicho país llevaba años de desarrollo respecto al comienzo colombiano que apenas hasta ahora considera la fabricación. Decenas de marcas propias y foráneas hacía años habían superado el ensamblaje y ahora fabricaban carros completos y adaptados a las calles de Buenos Aires, Mar del Plata o las carreteras pampeanas, gracias al mismo estado que creaba empresas o patrocinaba la llegada de casi todo el mundo automotor, muy especialmente en 1960 en el contexto de la apertura industrial del presidente Arturo Frondizi. A continuación, un repaso incompleto por la publicidad automotriz de la revista El Gráfico hace cerca de cuarenta años a través de las marcas más representativas, su papel en la vida argentina, y sus similitudes con la realidad colombiana.

 

 

IKA Renault: Las tres grandes casas francesas se afincaron en Argentina para siempre, y la marca del rombo ya llevaba una década instalada en la antes llamada Industrias Kaiser Argentina. El Dauphine compartía nave de fabricación con los Kaiser, Rambler y Jeep, y con el paso del tiempo los franceses desplazaron a los estadounidenses. En el mencionado cambio de intereses quedaban como rezagos del norte los Jeep y las Pick Ups Gladiator que en Colombia armaba Leonidas Lara e Hijos, y una de las glorias que aun hacen sonreír a los argentinos: El IKA Torino (no confundir con el Gran Torino de Ford). Este carro nacido como una evolución del Rambler Ambassador según Pinifarina, triunfó en Nurburgring en 1966 y fue descontinuado en el infausto 1982 de la guerra de las Malvinas. El Torino henchía de orgullo a Argentina, y pasó de la marca IKA con el toro rampante al rombo Vasarelly de sus hermanos adoptivos. El exitoso Dauphine también llegaba a su cesación en 1970 para darle paso un año después al R12, del cual aquí se muestra su publicidad de lanzamiento. A su lado, el hoy venerado en Colombia R4 y simultáneamente, el R6. Todos de persiana de las primeras generaciones colombianas, lo cual indicaba que semejantes carros no debían ser del todo tan menospreciables si en Argentina gozaban de semejante publicidad. Había diferencias estéticas que no pasaban inadvertidas a ojo de buen cubero, como la “doble defensa”, es decir, la barra tubular muy por encima del bumper en los carros argentinos para proteger luces y pilotos durante los parqueos. El “Amigo Fiel” fue llamado allá el Correcaminos, y años más tarde, el Jean sobre ruedas, y carecía de las “orejeras” laterales con que nos vino de Francia, venía con el retrovisor interno arriba y no en el tablero, y dos versiones: S para el superior, y L para el básico. El R6 y el R12 venían en Argentina con ventanilla cortavientos como nunca se vio en Colombia por sólo citar algunos detalles, y en el caso del R12 que duró en exitosa producción hasta 1994, la chapa para la llave de las puertas iba debajo de la empuñadura y no en el botón. Renault ha fabricado exactamente los mismos carros en Argentina que en Colombia durante toda su historia común con ciertas excepciones como el R11, la gama de vehículos de trabajo o la graneada importación del R5. En la actualidad, recibimos por medio de Sofasa la segunda generación del Symbol, la camioneta Kangoo, y el nuevo Fluence, todos importados de Renault Argentina que se quedó con la fábrica de IKA en Córdoba.

 

Chrysler Fevre Argentina:  Fevre-Basset llevaba años ensamblando material Chrysler con especialidad en la marca Dodge, hasta que en 1960 arrancó a fabricar el raro Valiant de Plymouth y la gama de camiones y camionetas bajo denominaciones Dodge y De Soto. En 1971, y para competirle al R12 y al Peugeot 504, decidió lanzar el Dodge 1500. El mismo carro que dos años más tarde ensamblaría Chrysler-Colmotores durante un lustro, incluyendo la reestilización Polara de 1977. El 1500-Polara colombiano se montó con CKD argentino en Bosa, y si aun lo recordamos por los concursos televisivos como Concéntrese, la misma revista El Gráfico lo nombró “Carro del Año” y lo hizo objeto de un sorteo entre sus lectores. La publicidad del 1500 en Argentina hacía énfasis en la alegría, el color y su lado amistoso con toda la gente. Resulta curioso que el estilo visual de su primera campaña publicitaria, es exactamente el mismo que se usó en Colombia para el Simca Mil en 1973. ¿Quién copia a quién? Simultáneamente se anunciaba la gama de trabajo, y en especial la Pick Up igual a la que Colmotores llevaba ya tiempo armando; pero de mayor alegría y propósitos más recreativos que laborales. Igualmente los grandes y poderosos Coronado y Polara (no confundir con la segunda generación colombiana del 1500, ya que éste nombre de Chrysler fue usado para varios modelos de dicha corporación) que se ofrecían con todo el lujoso y rebelde atractivo de Detroit. En 1980, la Chrysler Corporation entró en su sonada quiebra que la obligó a vender sus activos mundiales, y en el caso argentino la fábrica pasó a manos de Volkswagen que se quedó con todo el utillaje para fabricar el 1500 con breves cambios durante diez años más y bajo el logo VW. El Dodge 1500 que nació originalmente en Inglaterra como Hillman Avenger, terminó su existencia como pariente político del Escarabajo, que entre otras paradojas se armó en muy pocas unidades en la vieja planta de Fevre-Basset a mediados de los años cincuenta. Chrysler retornaría a la producción argentina en 1996 con la línea Jeep Cherokee, se fusionaría con Daimler Benz y en el conocido proceso se separaron quedando nuevamente en libertad administrativa en el 2008 como Chrysler Argentina.

 

 

Fiat Concord: Los ancestros italianos que definieron la idioscincracia argentina no podían dejar de aparecer en este país sin imponer en su industria a la gran marca de Turín. Pero lo llamativo es que su contribución industrial se dio desde los años 50 de la mano de la maquinaria agrícola y los trenes y con intervención estatal. Inicia su producción en 1960 con la declinante generación del 1100 y con el carismático 600 (apodado el “Fitito”), FIAT competía por su lugar en el garaje y en el corazón austral con éxito, y generó vehículos reconocidos como el 125 (nuestro “Polski” que allá se anunciaba en la TV con música y locución de Les Luthiers), el 1500 asimilable a nuestro Zastava, o el 128 que también llegó con CKD de ese país a la planta de la CCA. Huelga decir que mientras en Argentina el 128 fue exitoso (era el primer carro que tuvo Maradona), en Colombia pasó por incomprendido y desperdiciado. El 128 fue objeto de una versión especial deportiva preparada por IAVA (Industria Argentina de Vehículos de Avanzada), lo mismo que el 147.  La sucesión de modelos le permitió turnarse casi todo el reconocido portafolio de FIAT, incluyendo modelos únicos sin parangón con Italia, hasta el presente con modelos que posteriormente hubo en Colombia como los declinantes 147 y 131 del ensamble nacional, o los relanzados Uno, Tempra, Premio (rebautizado allá como Duna), Palio o Siena. FIAT cambió de razón social muchas veces y hasta compartió fábrica con Peugeot; pero se ha mantenido constante hasta el presente entre las apasionadas preferencias del automovilista gaucho.

 

Ford Argentina: ¿Ford nació en Detroit, o en el sector de General Pacheco? Pues claro que en los Estados Unidos, ni más faltaba; pero el gran Henry Ford, hijo de inmigrantes irlandeses tuvo en vida una de sus primeras ensambladoras de los modelos T y A en el hemisferio opuesto del continente, razón por la cual es posible localizar carros y repuestos para restaurar los muchos modelos A  que nos quedaron. Por años, Ford ensambló carros y camiones, hasta que en 1960 fabricó su primera pick up de la serie F100, y un año después importaría para pruebas al que la misma publicidad consideraría como el sucesor natural del modelo T: El Ford Falcon. Este carro lanzado en Detroit a finales de 1959 en la nueva onda de los compactos, fue comenzado a fabricar en la planta de Gral. Pacheco en 1962 y duró con la misma línea hasta 1991 con cambios que sólo se vieron allá. El Falcon argentino ha formado parte del paisaje de La Boca o la avenida Corrientes, corrido en el TC, y ha estado involucrado para bien y para mal en la historia argentina, pues fue el preferido en los oscuros tiempos de la dictadura para llevar disidentes que luego desaparecían. El otro gran Ford argentino ha sido la F100 que ha conocido casi todas las evoluciones posibles del norte. Su resistencia fue objeto de campañas inolvidables y controversiales, como aquella en que se arroja una a baja altura desde un avión Hércules de la Fuerza Aérea Argentina. Ford Argentina nunca ha armado un Mustang o un Thunderbird, ni siquiera un Capri; pero ser cliente de Ford allá es como ser de Boca o de River. No hay términos medios para el fanatismo, en especial en los domingos de carreras. Ford ha combinado modelos americanos con europeos y de allá nos ha venido el Focus en el marco de la globalización.

 

Peugeot-Safrar: El rey león nacido francés, coronado en las llanuras de África universalmente, también ruge con éxito en la pampa argentina. Dos de sus más carismáticos modelos también forman parte de la publicidad y de los recuerdos del argentino promedio: El esbelto 404 lanzado en Francia en 1960 con líneas de Pininfarina y ensamblado graneadamente en Colombia por Leonidas Lara en 1966, y su sucesor con el que conviviría por años, el 504 de 1968 y lanzado en Argentina un año después. El “Yeyo”, como se le conoce allá, fue reputado siempre de potente, resistente y con elegante sabor francés. Ambos carros, al igual que el previo 403 de 1960, (objeto de un escándalo por dudas en la integración local de partes) fueron a la vez refinados sedanes familiares, agresivos competidores de pista y confiables trabajadores bajo configuraciones de taxi o de Pick Up, montando incluso motores Diesel o de gas. Algunos de estos utilitarios de platón corrugado llegaron a Colombia como el ya agotado 404 en 1980. En el caso del 504 fue otro de los leones que duró cazando en la selva del mercado argentino más allá de lo previsto hasta 1999 (Nigeria lo haría durar unos años más). Conoció un rediseño de Pinifarina en 1994 y sigue siendo uno de los mejores recuerdos familiares del país. En estos casi cincuenta años, la razón social cambió de Safrar a Sevel y compartió plantas con FIAT. La mayoría de los Peugeot que hoy llegan a Colombia como el 207 vienen tanto de Argentina como de Brasil.

 

General Motors Argentina: Chevrolet, como no, es la punta de lanza industrial de GM en América. Lo que se desconoce, es que con excepción de Cadillac, General Motors ensambló casi todo su portafolio en Argentina, incluyendo Buick y hasta neveras Frigidaire desde 1926. En 1959 entró también a la producción industrial con su línea de camiones y camionetas: Desde la Apache bifaro de 1960, hasta la serie C10 de 1978 que fue denominada publicitariamente como Brava, y poco tiempo más tarde, con el Chevrolet 400 (Chevy II serie 400 en Estados Unidos) que enfrentaba al Valiant y al Falcon. El 400 duraría en la plaza pública entre 1962 y 1974 con el mismo diseño reformulado en esa docena de años, pero sin el largo desgaste cronológico del Falcon, antes de ser paulatinamente reemplazado por el Chevy de 1969, y que en Colombia fue reconocido bajo el rótulo original de Nova. El Chevy duró en producción nueve años como sedán y coupé de prestaciones deportivas, incluyendo la versión para servicio público. Hablando de taxis, nuestro Chevette de cuatro puertas con CKD oriundo de Brasil tuvo en Argentina el antecedente del Opel K-180 (K es por Kadett en Europa) entre 1974 y 1978. Precisamente, este fue el año final de la producción de GM en Argentina que se iba del país con balances decepcionantes en ventas, mientras se celebraba el campeonato mundial de fútbol. El K-180, ahora rebautizado GMC (¡!) Chevette llegaba importado de Brasil, y hasta 1985, en el nuevo clima democrático, GM se reestablecería industrialmente de la mano de sus antiguos competidores como Sevel o Ciadea (Renault) para armar la C10-Silverado. En los años 90 volvía con todo a una planta rosarina para hacer, entre otros, la gran Blazer, la línea Corsa, y rompiendo con la tradición euroamericana, al japonés Suzuki Gran Vitara.

 

Citroen-Argentina: El “carro del papá de Mafalda” para quienes son lectores de la historieta no fue un invento de Quino, sino la fiel caricaturización del Citroën 2CV. El gran auto popular de Francia también lo fue de Argentina y mostraba el cambio económico y social de ese país cuya clase media pasaba del transporte público en colectivos y motos a sus primeros carros de bajo precio. Citroën Argentina comenzó importándolo en 1958, pero dos años después lo fabricaría en la planta de la calle Zepita de Buenos Aires, introduciéndole cambios de avanzada con respecto al modelo europeo, como la tercera ventana lateral, la apertura parcial de la ventana trasera, las defensas dobles o la quinta puerta sin lona extendida sobre el vidrio de acuerdo a la modificación que se había hecho en Chile. Precisamente hacia 1969, justo cuando la familia de Mafalda lo adquiere, la denominación en Argentina cambia a 3CV AZAM y se anuncia con orgullo su velocidad punta de 116 kph y más cambios como la apertura delantera convencional o la lona que se abre desde adentro. En 1970 se amplía la gama con la introducción de la versión Break del AMI 8 que sube de categoría la marca, y al año siguiente aparece el Mehari de plástico. Pese a la simpatía legítima del “Dos Caballos” argentino popularizado luego como “La Rana”, Citroën decidió suspender sus actividades industriales en 1979 debido al incierto clima político y económico de aquel entonces. Sus activos los compraría su antiguo proveedor Eduardo Sara Lai y haría reaparecer el 3CV bajo la denominación IES América desde 1983 hasta su cierre en 1990. La marca del doble galón volvería a la producción para gozo de los argentinos, de la mano de Peugeot con el Berlingo y la versión cinco puertas del C4 en 2006.

 

IME Rastrojero: Industrias Mecánicas del Estado fue una de las empresas estatales surgidas del peronismo a mediados de siglo bajo administración de las Fuerzas Armadas. Dicho ente estatal se llamó al principio IAME (la A es por Aeronáutica), luego se llamó DINFIA, y quedó con la sigla final de tres letras. Además de crear material aeronáutico como el primer jet de Latinoamérica, el Pulqui de los años cincuenta, uno de sus oficios fue el de crear el carro popular argentino (el IAME Justicialista) con poca fortuna. En lo que sí tuvo éxito fue en la creación del ”Rastrojero”: un pequeño pick up de estacas que conoció dos etapas estéticas: La primera en los cincuentas, de cabina muy parecida a la de la camioneta Willys y un frente que recordaba a las “cupecitas” de carreras de los años treinta, con motor Willys-Overland o Borgward. La segunda, con motor Indenor heredado de su eventual colaboración con Peugeot y un diseño más robusto pero muy tosco. A diferencia del IKA Torino que fue una reinterpretación local de Rambler con aportes de Pininfarina y Renault, el “Rastrojero” si se puede considerar como la verdadera propuesta autóctona de un vehículo nacional sustentable en décadas y número de unidades vendidas, cuando muchos fabricantes argentinos fracasaban en un par de años y pocos centenares de unidades fabricadas. Publicitariamente, más que apelar al orgullo patrio industrial, el gran argumento era la economía, en especial de los motores. Se llegó a crear como hecho insólito una versión de sedán con baúl para el servicio público en 1974 de resultado visual bien cuestionable, bajo la denominación de “Rastrojero Conosur”. Las mismas fuerzas armadas buscaron acabar con la empresa y lo lograron en 1979 en el clima de la represión manejada por el gobierno de facto. Lo que quedó de IME fue ofrecido en licitación pública y una empresa reintentó revivir uno de sus productos en 1985: El pequeño camión chato “Frontalito” bajo el nombre de “Ranquel”. La producción se detendría del todo pocos años después.

 

Mercedes Benz Argentina: El libro de Eduardo Galeano, Las Venas Abiertas de América Latina, cita a la marca alemana como la primera empresa automotriz en establecerse en el continente durante los años del peronismo, más exactamente en 1951. Lo cierto es que la línea de camiones L3500, L6600, y en especial los L1112, modificaron para siempre el paisaje de las ciudades argentinas al montar las peculiares carrocerías de los colectivos (buses), y dotar de transporte pesado y liviano al país, con series como la L608 Diesel, y hasta el Unimog. Un modelo insólito y único a nivel mundial es la Pick Up 220D basada en la serie homónima de sedanes. (Todo un sacrilegio para los puristas de la marca), de pronto el único atisbo de fabricación de livianos, aparte del ensamble del 170 de preguerra en 1951 que también funcionó como taxi. Parte del regreso triunfal de la estrella de tres puntas a Colombia en la última década no se debe sólo a la elegante línea oriunda de Sttutgart, si no a la aerodinámica Sprinter montada en el sur, cuyo armónico diseño ya forma parte del paisaje colombiano, amén de las miles de busetas que pueblan a las flotas urbanas e intermunicipales.

 

Mención aparte merece la publicidad de repuestos (amortiguadores Gabriel, o anillos Perfect Circle…), neumáticos Dunlop o Fate y combustibles (naftas) de Esso, Shell, y muy especialmente de la estatal YPF, hoy en manos de la española Repsol. El Gráfico ha pasado a la historia como “la biblia del Fútbol” gracias a su estilo dinámico de informar junto con su despliegue visual de los hechos, que le dio su nombre. Hace pocos años pasó a ser una revista mensual cuando fue toda su vida de carácter semanal, al ceder espacio a otros medios como la televisión por cable o el Internet. No obstante, para el colombiano aficionado al fútbol es un referente de lo que ocurre en otro lado del mundo, y para el que gusta del automóvil, la certeza de saber que cuando viaje a la Argentina, se sentirá como en casa… así sea estando en plena avenida Corrientes.

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