Rectificando el pasado

Rectificando el pasado

A Carlos Arturo Herrera, le sucedió lo que a muchos de nosotros nos ha pasado. En su casa del barrio La Soledad de la ciudad de Bogotá su padre tenía un automóvil Chevrolet Bel Air Hard top cupé (automático) modelo 1955. Este vehículo había sido adquirido por este en la Compañía General Automotriz en agosto de ese año por $15.000 pesos.


Portada catalogo Chevrolet cupé hardtop 1955 

A Carlos Arturo Herrera, le sucedió lo que a muchos de nosotros nos ha pasado. En su casa del barrio La Soledad de la ciudad de Bogotá su padre tenía un automóvil Chevrolet Bel Air Hard top cupé (automático) modelo 1955. Este vehículo había sido adquirido por este en la Compañía General Automotriz en agosto de ese año por $15.000 pesos.

Por : Roberto Nigrinis con aportes de Jean Paul Ruíz de Geest

 

Foto de fábrica Chevrolet hardtop 1955


 Publicidad Chevrolet hardtop 1955


Publicidad carrocería Fisher Chevrolet cupé hardtop 1955

En esta ya remota época, este hermoso automóvil era la sensación en todos los sitios a donde llegaba conducido por su orgulloso propietario, quien no dudaba en retar a veloces piques, a los Ford, DeSoto, Plymouth y Oldsmobile.

 

Publicidad Ford Fairlane sedán 1955


Catálogo Plymouth Belvedere hardtop 1955

Durante estos días el trafico no era para nada congestionado, la gente manejaba con cuidado y sobre todo respetaba las normas de transito.

En los primeros años de vida de Carlos Arturo y de sus hermanos, los paseos a Girardot, Anapoima, Tunja, Bucaramanga y Neiva entre otras ciudades, eran cosa cotidiana.

Publicidad Chevrolet cupé hardtop 1955 rojo


Publicidad Chevrolet cupé hardtop 1955 verde


Publicidad Chevrolet cupé hardtop 1955 azul

Para esta  familia, su automóvil era lo máximo y aun hoy recuerdan el percance que vivieron a bordo del Chevrolet durante un viaje a Anapoima en 1959, cuando de una finca salió un buey enfurecido, el cual embistió a los viajeros y por poco los deja fuera del camino; afortunadamente el incidente no pasó a mayores y lograron salir de él solamente con un susto y un guardabarros doblado. Ya a mediados de los años sesenta, el carro comenzó a presentar algunas fallas menores, debidas principalmente a la falta de cuidado y pericia de los mecánicos, y al infaltable curso de conducción de cada uno de los miembros de la familia y de no pocos vecinos.

Publicidad Chevrolet cupé hardtop 1955 amarillo


Foto de fábrica Chevrolet cupé hardtop 1955 dorado auto numero 50 millones de la General Motors

El carro participó en las famosas carreras Yeyé que se llevaban a cabo en la avenida Pepe Sierra, durante las cuales sufrió un trato infame.

Desafortunadamente la ciudad siguió creciendo, la gasolina subió, los parqueaderos se hicieron más pequeños, las calles más estrechas y comenzaron a popularizarse los automóviles pequeños de procedencia europea, como el Simca 1000, Renault 4,6, 12,  Zastava 1.300, Fiat Polski y Dodge 1500, aunque se seguía produciendo el Dodge Dart.

Catálogo Simca 1000 LS 


Catálogo Renault 4 1961


 Publicidad Renault 4 el amigo fiel  1978

 

Foto de fábrica Renault 6 1973


 Publicidad Renault 12 TS 1980 Colombia


 Foto de fábrica Zastava 1300 


Portada catálogo Fiat Polski 125p 1975


 Foto de fabrica Dodge 1500 1974

Entonces sucedió lo inevitable, la gente comenzó a vender sus grandes automóviles norteamericanos y la familia de Carlos Arturo no fue la excepción. Ante los chistes de los vecinos que ya tenían automóvil nuevo, la presión de los familiares y amigos y las ganas de estrenar carro para estar a la moda, el viejo Chevrolet fue puesto en venta. Fue adquirido por un señor de Chía quien lo necesitaba para transportar tamales a varios municipio de la Sabana.

Asi pues, la familia adquirió un Zastava 1.300 modelo 1974. Extrañaban la comodidad del viejo Chevrolet, ya que durante sus continuos viajes se habían logrado acomodar hasta nueve personas "relativamente cómodas". Después del Zastava siguieron otros tantos que no se recuerdan con facilidad.

Portada catálogo Zastava 1300

 

Catálogo Fiat Polski 125p 1980

Con el paso del tiempo, Carlos Arturo fue observando que a sus recuerdos, no sólo llegaban imágenes del viejo Chevrolet de la familia, sino de todos los viejos automóviles de antaño, pero al contrario del desprecio que había sentido en el pasado, ahora veía estos vehículos con otros ojos. Con otro interés, veía lo bello de sus líneas, lo hermoso de sus bocelerías cromadas, lo exuberante de sus adornos, la potencia de sus motores, su suavidad de marcha, su robustez a toda prueba y los pocos problemas mecánicos que se presentaban pese al inclemente trato a que se les sometía en unas carreteras casi de herradura, dentro de un país con una red vial prácticamente inexistente.

 

Publicidad Chevrolet hardtop 1955 

 

Catálogo Chevrolet 1955 modelos deportivos

 

Catálogo Chevrolet cupé hardtop 1955 vista trasera

Un día Carlos Arturo y su padre pasaban por la puerta de la central de abastos, cuando vieron parqueado allí el Chevrolet que había sido suyo y se detuvieron a mirarlo. Descubrieron que ya no era un automóvil sino un camioncito de una tonelada, cargado de cebollas, repollos, cuatro gallinas, dos cerdos y no se seba que mas, pero que por la inclinación de la carrocería, se podría afirmar que llevaba aun cosas más pesadas de las que se veían a simple vista dentro de su horrible carrocería de estacas. Su suspensión delantera había sido sustituida por un eje rígido de ballesta, sobre el capot se erigía orgulloso un caballo dorado con riendas verdes; el lugar de su caja automática (Power Glide) era ahora ocupado por una caja mecánica accionada desde el piso, con una palanca inmensamente grande que terminaba en una grotesca bola iluminada con luz intermitente alumbrando un espeluznante cucarrón verde de ojos saltones y mirada desafiante. El nuevo dueño no se quedaba atrás: estatura 1.45, peso 85 kilos más o menos, 55 años, con mas dientes en la boca del estomago que dentro de su descomunal boca, despeinado y con olor y aspecto que hacían pensar que no se había bañado desde el día en que vino al mundo. Lo que vieron Carlos Arturo y su padre los dejo estupefactos; el carro de la familia ya no era el carro de la familia. Ahora era un mal oliente y ruidoso camión que daba lástima, pero que pese a todo continuaba luchando día a día y negándose a morir proporcionando el sustento diario a su dueño y a su familia.

 

 Chevrolet 1955 automóvil convertido en camión a estacas

Carlos Arturo no pudo dormir esa noche y tomo una determinación: buscaría un automóvil igual al viejo Chevrolet de la familia costara lo que costara.

 

 Chevrolet cupé hardtop 1955 restaurado evento Verchères Canadá 2012

 

 Chevrolet cupé hardtop 1955 restaurado evento Verchères Canadá 2012

Pero qué sorpresa se llevó: un automóvil como aquel valía tres o cuatro veces más lo que podía costar un automóvil último modelo y lo que era peor estaba demasiado lejos de su presupuesto, así que debió resignarse con mirar las viejas  fotos del álbum familiar y lamentarse por el desprecio que alguna vez sintió por esa  máquina maravillosa que tantos y tan buenos servicios le había prestado a él y a su familia, y que hoy no merecía encontrarse en el estado en que lo vio la última vez.

 Chevrolet cupé hardtop 1955 restaurado evento Vercheres Canada 2012

 

Pancarta Chevrolet cupé hardtop 1955

 

Presentación del vehículo en la Revista Mecánica Popular

Evento de vehículos antiguos

 

Escena típica en Bogotá entre los años 50 y 70

Visto 50153 veces