Jeep® CJ, el Jeep® civil más conocido y longevo

Diseñado originalmente como vehículo militar, el legendario Jeep® Willys forjó una reputación de polivalencia y robustez que empezó a despertar un gran interés lejos de los campos de batalla.

Poco después del fin de la Segunda Guerra Mundial, se lanzó una versión civil de este automóvil, el Jeep® CJ, que supo adaptarse a a vida diaria de millones de personas para convertirse en un éxito instantáneo.

•       Inicialmente pensado para cubrir las necesidades de los agricultores estadounidenses, el Jeep® CJ supo convencer a una clientela muy diversa que le mantuvo en el catálogo de la marca durante cuatro décadas. Hoy, el Jeep® Wrangler es el mejor heredero de su espíritu versátil y todoterreno.

El Jeep® CJ es un ejemplo de la famosa frase bíblica en la que las espadas se convierten en arados. El Jeep® original no estaba pensado como un automóvil para usos civiles. Es el resultado de un concurso público promovido en 1941 por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos para diseñar un vehículo multiusos de un cuarto de tonelada. El resultado fue el “General Purpose Vehicle”, más conocido por sus iniciales Jeep® MB, desarrollado por Willys Overland.

El Jeep® fue todo un éxito como automóvil militar. En total, se fabricaron 650.000 unidades de este modelo durante la Segunda Guerra Mundial, que acompañaron a las tropas Aliadas por todos los frentes de batalla. Diseñado para transportar soldados, su polivalencia le convirtió en vehículo de mando, ambulancia, soporte de lanzacohetes, quitanieves o remolcador de piezas de artillería con un rendimiento sobresaliente.

Tras el fin de la contienda, los GI regresaron a Estados Unidos y extendieron la fama de este automóvil robusto y con prestaciones sorprendentes. Había expectación por probar este vehículo y su primera versión civil no se haría esperar.

Antes de la Nochevieja de 1945, llegaba a las carreteras americanas el Jeep® CJ-2, con el reto de hacer valer la practicidad, el carácter todoterreno y la robustez demostradas en el Ejército a la complejidad de la vida civil. El concepto dio una nueva muestra de polivalencia y capacidad de adaptación con novedades como un espacio de carga trasero, remolque y techo de tela, aunque mantenía su espíritu espartano. Del caqui militar se pasó a combinaciones de colores vivos como el verde brillante, el amarillo o el rojo.

Sólo se comercializaba con asiento del conductor y retrovisor lateral de serie. Elementos como el asiento del pasajero, el cabestrante, el limpiaparabrisas o las luces traseras estaban disponibles como opción.

Estos cambios estéticos no llegarían solos. De la disciplina castrense, el Jeep® debía pasar a otras normas no menos severas: las de la administración de tráfico americana. Para poder recorrer las calles y las carreteras de los Estados Unidos, los Jeep® debían equipar faros más grandes. Esto obligó a rediseñar el frontal, que perdería dos rejillas respecto a las versiones bélicas, quedándose en las icónicas siete que caracterizan a los Jeep® hasta nuestros días.

En total, se vendieron 1,5 millones de las diversas generaciones del “Jeep® Civil” entre 1945 y 1986. Al año siguiente, llegó al mercado el Jeep® Wrangler, heredero del espíritu y la versatilidad del modelo original.

La marca Jeep® es distribuida en Colombia por Astara, el conglomerado automotor de origen español, cuya representación de 30 marcas en 16 países de Europa, Asia y Sur América, lo convierten en uno de los actores más sólidos de la industria a nivel global. En la actualidad, Astara Colombia cuenta con presencia en 26 ciudades del territorio nacional a través de una sólida red que cobija 8 de las más prestigiosas marcas del sector.

 

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