Automoviles Inolvidables en Venezuela

Si hoy hojeara las páginas de Automóvil De Venezuela o La Guía Del Motor, dos de las más populares revistas locales de autos del país, no tardará en descubrir que el carro más vendido de Venezuela es el Chevrolet Aveo. Si hubiera consultado esas mismas revistas hace pocos meses, noviembre pasado o algo más atrás, se habría dado cuenta de que tal honor lo mereció otro Chevrolet, el Corsa. Y aunque hubiera ido más atrás en el tiempo, el auto hubiera sido el mismo. Vehículos populares, de diseño actual, y pensados para trasladar con eficiencia a cuatro personas de un lado a otro, preferiblemente dentro de las congestionadas metrópolis y a un bajo costo de operación. Pero no siempre fue así. Al menos no en una forma tan marcada.
 
Por: Julián Afonso Luis
Especial para www.carrosyclasicos.com

 

En 1975, por ejemplo, en pleno auge del boom petrolero y justo cuando el proceso de nacionalizar el crudo estaba tomando visos de realidad, también un auto de estigma popular estaba entre los más vendidos. Sin embargo ¡vaya auto popular! Nos referimos al Dodge Dart, un sedán de cuatro puertas y más de 4.5mts de largo, capaz de albergar con absoluta comodidad a seis personas y un gran volumen de equipaje que podía pesar fácilmente unos trescientos y poquitos kilos extra. ¿Motor? ¿Qué opina de un V8 de 318cid, carburador de doble boca y una potencia declarada de 160HP? Y no podría quejarse de que tal carro fuera arcaico pues tenía encendido electrónico libre de platinos y condensador –por ende libre o casi, de mantenimiento- frenos de disco en las ruedas delanteras, suspensión delantera independiente y lindezas como transmisión automática, dirección hidráulica o aire acondicionado opcional.

 

 

 

 

 

 

 

Por esos años un auto como el Dart era muy popular entre los compradores pero su precio estaba fuertemente subsidiado por el estado y para muchos fue una eficaz y honrada herramienta para ganarse el sustento prestando el servicio de taxi. La verdad es que la gama Dart tenía un modelo básico –o Custom- y los lujosos Special Edition con una presentación interior y exterior menos simplista, que usualmente se llevaban los aplausos del comprador. El tope de gama era el GT, el modelo de dos puertas y techo de estilo deportivo, con medio forro en vinilo y la llamativa franja Chrysler ScatPack que subía por el poste C del techo tras arrancar en la punta del guardafango frontal.

 

La competencia del Dart GT Sport era el Ford Fairlane 500 GT y aquí estamos hablando de un auto similar al armado por entonces en USA, uno que mereció una extraordinaria popularidad a raíz de la difusión televisiva del serial Starsky & Hutch. Solo que el auto, en su presentación venezolana, iría ganando sutilmente más detalles de lujo tradicional al estilo de techos vinílicos, molduras, elaborados tapacubos y similar. La tapicería era verdaderamente suntuosa y cuando llegó la carrocería nueva en 1977, todos los Fairlane coupé, sedán o ranchera venían con acabados en tela y hasta con cristales eléctricos, al menos todos menos el modelo básico de cuatro puertas que era el único en tener un sencillo V8 de 302cid. Los demás autos de la gama se compartían el mismo motor llevado a 351cid y capaz de rondar 160HP con un carburador de dos bocas.

 

 

 

 

 

En la época dorada de los mediados de los setenta, el auto de lujo era el favorito entre quienes compraban vehículo nuevo. La restricción a la importación de unidades totalmente armadas era absolutamente férrea, pero un notable número de personas con alto poder adquisitivo podía aspirar a autos como el LTD Landau o Caprice Classic. También podían aspirar a tener un Conquistador, vehículo totalmente gestado en Venezuela que tomaba la base del Thunderbird americano de 1979 y añadía todas las opciones habidas y por haber de fábrica para ofrecer lo que fue el auto más lujoso armado en el país. El motor, empero, decepcionaba un poco pues era el 302cid de siempre, aunque descafeinado a solo 138HP que era una cifra ridícula y, mucho más, cuando en 1980 se le dio el nombre Conquistador a una versión armada localmente del Lincoln Continental Mark VI de dos puertas que puede ser aun el auto con más gadgets y accesorios ensamblados en Venezuela. Algo más de cinco mil unidades de Conquistador entre los Thunderbird de 1979 y los Mark de 1980-81 se armaron en Barcelona, Venezuela.

 

 

 

 

 

 

 

Los Conquistador, aunque indudablemente singulares, no son la única iniciativa de carros “raros” ensamblados en el país. Tal honor también lo merecen el “ojo de gato” o el “tiburón” para algunos. Nada menos que los famosos Mercedes 280 y 350 de la serie W124, que se armaron en Barcelona hasta 1978, en la misma planta donde luego nacieron los Conquistador a partir del siguiente año. Los Mercedes se armaban con CKD importado de Europa aunque alguno de los camiones de la marca se ensamblaban con piezas brasileñas que, en pocas oportunidades, también se usaron en los sedanes. Estos no tenían nada que envidiar a sus homólogos alemanes pues prácticamente la única diferencia era su armado local ya que la marca se resistió a usar componentes hechos en el país.

 

Esa fue precisamente la razón por la cual Mercedes abandonó el mercado de ensamble local Y no es una cuestión de chauvinismo, es que las piezas armadas localmente no alcanzaban los estándares exigidos en Alemania lo cual, por otro lado, no podía extrañarle a nadie vista la pequeña envergadura y menor desarrollo de nuestra industria.

 

Pero en Venezuela no solo se armaron carros de gran interés. También hubo otras cosas interesantes; desde los capó de aluminio para ciertos Cadillac hasta los largueros en extrusión de metal o aluminio del Hummer. Incluso hasta un lote singular de Oldsmobile en 1960 que en principio se había destinado a Cuba en régimen CKD y que, gracias a un barbudo personaje, no pudieron desembarcar allá siendo necesario terminarlos aquí mediante la adaptación de repuestos de Chevrolet y la improvisación de piezas de tapicería, etc.

 

 

 

 

 

Y hubo más cosas... que contaremos en otra ocasión.

 

 

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