Décimo cuarto desfile de autos antiguos y clásicos de Medellín

 

DÉCIMOCUARTO DESFILE DE AUTOS ANTIGUOS Y CLÁSICOS DE MEDELLÍN

 

Textos: Camilo Ernesto Hernández Rincón
Fotografías: Camilo Ernesto Hernández Rincón y Amalia Marisol García Vázquez
Especial para www.carrosyclasicos.com

“Cuando pasan los autos antiguos y clásicos, es la historia la que pasa por Antioquia”. Nuevamente volvieron a relucir bajo el cielo antioqueño las flores de acero y cromo. Volvieron las oleadas de personas a ambos lados del camino a ver carros de época, volvió el ritual de vestirse de acuerdo al modelo del auto, volvió el reencuentro con amigos para hablar de motores, al igual que el sonido de bocinas a petición popular. La versión número catorce del desfile de Autos antiguos y Clásicos apadrinada por el diario antioqueño El Colombiano para Medellín en su tradicional Feria de las Flores se dio lugar el sábado 8 de agosto desde las 12:30 del medio día, y esta vez con adiciones especiales.
Por primera vez se invirtió el orden de salida por épocas, ya que los más antiguos salieron de primero, ascendiendo cronológicamente en el tiempo; pero aun más que eso, el desfile fue temáticamente manejado, diferenciando vehículos familiares o convencionales de deportivos y de militares. Más innovador aun fue el desfile de bicicletas antiguas encabezada por las grandes glorias del ciclismo nacional como “Cochise” Rodríguez, el “Ñato” Suárez, y especialmente el gran campeón, “Lucho” Herrera que a pedalazos rubricaron el desfile para deleite de todos.


LUCES, CÁMARA… ACCIÓN!
Pero estaba por arribar la el verdadero abrebocas: Una docena de carros representativos de películas o de series de televisión con todo y personajes abriría oficialmente el desfile. Así fue como aparecerían un Dodge Demon naranja con los emblemas que lo identificaban como el “General Lee” de los Dukes de Hazzard (Ante la imposibilidad de conseguir un Dodge Charger, este fue uno de los tres “muscle cars” colombianos que participaron, y fue el vehículo del afiche oficial del desfile). El gigantesco Chevrolet Impala azul 1966 de Tony Baretta con todo y cacatúa. El desvencijado Ford A Phaeton de los Beverly Ricos con corotos y abuela con rifle, adicionando otro aparato de la misma marca pero en versión Pick-Up de la entrañable serie familiar, Los Walton, más el Ford T Touring de El Gordo y el Flaco. La marca alemana del carro del pueblo puso, como no, a actuar al más amado de sus escarabajos: Herbie con su número 53 en un aparato modelo 66 perfecto, y a una de sus combis panel de segunda generación con los psicodélicos diseños de la “Máquina Misteriosa” de la pandilla de Scooby Doo. Como cosa curiosa, a esta tradicional camioneta VW se le etiquetó para efectos de comprensión de los asistentes en Medellín como “Arrierita”, que es como cariñosamente se le ha conocido en Antioquia. Fue el único vehículo no estrictamente histórico o antiguo que estuvo desfilando, pues la Combi como tal fue fabricada en 1993, y casi en la misma categoría estaba el Mini rojo modelo 76 del clásico de 1969, “Un Trabajo en Italia” (afortunadamente no había porqué despeñar este Mini por un barranco al final del desfile). Tanto carro como conductor aparecían acribillados por todos lados; lógicamente estamos hablando del Lincoln 1942 de Sonny Corleone en “El Padrino”, y continuando con el mundo del hampa, un Dodge 1928 gris transportaba al incorruptible Elliot Ness de “Los Intocables". Apareció “Eleanor”, ese Mustang Fastaback de 1967 que Nicolas Cage puso a volar en “60 segundos”. Los Jeep “Minguerra” en color arena con aparejos militares representando a “Comandos del desierto” completan la lista de carros cinematográficos y televisivos.

 


De ahí en adelante, comenzó en forma la exhibición. Como de costumbre hay modelos omnipresentes que son los verdaderos animadores: ¿Cómo imaginar un desfile de autos antiguos y clásicos sin Fords A, Fairlanes, T-Birds, Mustangs, Chevrolets BelAir, MG, Mercedes, VW escarabajos, Jeeps, entre otros modelos? sin estos carros no existe un desfile que valga la pena… Aparecieron novedades y otros que pese a salir desde siempre no dejan de ser únicos, como es el caso del VW Kubelwagen 1942 de la campaña alemana en el África, o el Dodge Kingsway 1958 de aleta gigante y doble farola, más un buen par de Cadillacs negros de los años 50. Las auténticas primicias estuvieron repartidas entre modelos inéditos, como por ejemplo la furgoneta Citroën 2CV AK azul que parecía hecha con una teja de zinc (aparte de otro Citroën GSA que funcionó como carro publicitario con sólo tres llantas). La marca alemana Opel tuvo con orgullo tres ejemplares, incluyendo un Rekord 1960 con placa azul y blanca de antiguo, lo cual es de aplaudir a juzgar por el mal fin que aparatos como éste han tenido en Colombia. Los dos Ford T Speedster de 1915 oriundos de Callegari Motors a bordo de camión también hicieron las delicias de los participantes, mas el otro Speedster del modelo A de 1932 hacía lo mismo por sus propios medios. Un Overland rojo de 1929 que reaparecía con honores, el Corvette negro de tercera generación que hacía dudar de su antigüedad por su agresiva línea, el taxi modelo A blanco con pasajera encopetada atrás, y de Chinchiná el Jeep Willys 1946 incunable por sus cambios en caña de dirección y toma de fuerza trasera para adaptar maquinaria con todo y chapolera.


COMO SIEMPRE MARAVILLOSO; PERO HUBO FALLAS
El desfile de Autos Antiguos y Clásicos en manos de la actual Fundación Museo del Transporte de Antioquia, ha sido el único de los de la Feria de las Flores en capacidad de competir con el tradicional desfile de silleteros de la capital de la montaña con éxito en cuanto al poder de convocatoria popular: Mas de un millón y medio de almas se vuelcan a las calles para presenciar el espectáculo anual de ver convertida por un día a Medellín en un gigantesco museo móvil. Desde su primera versión en 1996 ha ido creciendo hasta convertirse en un evento casi único en su especie e inspirador de otros a nivel nacional, y comprobadamente es el más colorido y emocionante que puede existir en el país, prueba de ello es la convocatoria nacional e internacional que ha tenido, el deseo de participar por parte de múltiples entidades y personas y la pauta publicitaria que representa. Todo esto se reditúa en su gran objetivo social que es la recolección de fondos para la fundación Santiago Corazón y otras 19 entidades sin ánimo de lucro.


Como cada año, se planifica y reajusta el recorrido para que más personas tengan la oportunidad de verlo; sin embargo en esta oportunidad el tramo recorrido resultó ser mucho más largo de lo normal: La hora de llegada a los parqueaderos de EAFIT como punto final que habitualmente suele ser a las cinco de la tarde, tomó casi dos horas adicionales, lo cual redundó en discontinuidad, fatiga, impaciencia y más de un aparato varado a la vera del camino. Se supo de sectores en los cuales faltó presencia de la autoridad y por primera vez muchos participantes se quejaron de la organización. Por otro lado, la publicidad tan necesaria para que certámenes como éste se lleven a cabo, puso en la obertura del desfile un rosario de camiones, buses y carros de toda clase (incluyendo camiones recolectores de basura de las Empresas Varias) que hubo que presenciar durante más de media hora antes de ver llegar a los verdaderos antiguos. Desde luego la idea no es sacar a la empresa privada o pública que se promociona de ahí; pero su aparición a futuro no debería ser tan abusiva, quitándole al desfile su brillo tradicional. De no cuidar detalles como estos a futuro, el certamen puede perder su atractivo inicial y con facilidad ahuyentará espectadores y participantes.
Sin embargo, nada de esto le resta al desfile de Medellín su carisma tan bien ganado con los años, y más bien sus organizadores procurarán corregir estos fallos casuales si saben escuchar a quienes participan fielmente, especialmente si hay desafíos a futuro, automóviles inéditos o especiales, turistas que aumentan con el tiempo, resultados sociales, desarrollo de una afición en torno al carro de época, y especialmente, un pueblo que sigue tomándose el desfile a fiesta popular con su presencia a ambos lados de un recorrido en el que goza viendo la historia del automóvil rodando por las soleadas calles de una ciudad que más que merecerlo, lo propicia y sirve de inspiración para muchos más lugares de una Colombia que redescubre el valor de estas flores motorizadas de sus gratos tiempos pasados.

 

 

 

 

 

 

 

 

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