Museo del automóvil, Buenos Aires Argentina
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En la calle Irigoyen 2265 – Villa Real, cercana a la avenida General Paz que bordea el límite natural entre el Gran Buenos Aires y su conurbano, se encuentra una edificación de dos pisos con puertas y ventanas verdes sobre fachada blanca, flanqueada por dos postes que portan réplicas de monoplazas de competición en todo lo alto, y a su derecha, una reja encierra un prospecto de calle privada antigua con algunos ejemplares de tiempos pasados. Es el Museo del Automóvil de Buenos Aires.
Texto e imágenes: Camilo Ernesto Hernández Rincón
Especial para www.carrosyclasicos.com
Este es un espacio que el amante del automóvil y del automovilismo, deporte que le sigue en importancia al fútbol en Argentina con sobrados motivos, está obligado a visitar. Un lugar no muy grande; pero sí gigante en historia y recuerdos que contiene una muestra bien ecléctica de vehículos y objetos que marcaron al país mismo, y en parte al mundo. Aunque las imágenes aquí expuestas muestran semejante variedad, la especialidad evidente es la del pasado deportivo y los homenajes que se le rinden: monoplazas de industria local desarrollados en los años sesenta y setenta, edad de oro del Régimen de Promoción Automotriz, reciben al visitante, al igual que el verdadero clásico argentino del deporte: las “cupecitas” del Turismo Carretera (TC) de mitad de siglo.
De hecho, es inevitable encontrarse con el “Quíntuple” Fangio que está representado en una fidedigna escultura al pie de dos monoplazas de Ford y de Chevrolet; pero los verdaderos grandes homenajeados son los hermanos Gálvez, Juan y Óscar Alfredo que también gozan de sus respectivas esculturas y de una exhibición completa sobre su palmarés en carreras, amén de sus vehículos que incluyen además otros con apariencias similares en modificación; pero destinados a servir de asistencia. Desde luego, trofeos, gigantografías, artículos de prensa y demás, constituyen el santuario dedicado a estos carismáticos hermanos sobre los que descansa parte de la historia automovilística argentina. Las esculturas antes citadas y otras de personajes insignes que se citarán más adelante, fueron obras del escultor Pugliese.
Claro que antes de todo ello, la entrada homenajea brevemente a Henry Ford. Dos modelos T reciben al visitante que recién ingresa, y enseguida aparece uno de los primeros modelos A Runabout de 1903 con el propio Henry subido en él. Se rodea esta primera etapa de la muestra con elementos alusivos al mismo TC antiguo o de pasado reciente, se observan además en diferentes puntos bellos y muy expresivos cuadros pintados sobre dichas gestas deportivas por Jorge Ferreyra Basso, el mismo diseñador al servicio de GM Argentina y Opel en Alemania, y se continúa a otros espacios de libre circulación y elección.
Si se decide subir al segundo piso, la exhibición abarca modelos más de calle no menos especiales. Entre ellos, un Rolls-Royce Tourer 1929 un Hudson 1929 en cuyo interior se pasean esculturas de los escritores Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, un Dodge 1936 que llevó a Franklin Delano Roosevelt cuando visitó Argentina, a Diego Armando Maradona cuando se casó con Claudia Villafañe y fue usado en “Evita” con Madonna. Un Hupmobile 1927 con cola de bote, una de las pocas réplicas homologadas de un Bugatti de carreras, además de diversos representantes de Ford, Studebaker, Renault o Crosley, por sólo citar algunos. No es lo único: tres dioramas de talleres con un Plymouth 1954 y con un Ford 1940 sobre base giratoria para mostrar el antes y el después de su paso por restauración. Reproducciones de tiendas, barbería y bar antiguos, y ahí justamente una escultura del tanguero Aníbal Troilo tocando bandoneón, haciendo guardia junto a una breve colección de autos nacionales especiales: un Dodge 1500 dorado similar al colombiano (el material CKD fue recibido por Colmotores de Chrysler Fevre Argentina), Peugeot 403, SIAM Di Tella 1500, y tres productos genuinamente autóctonos: dos ejemplares de la oficial INSTITEC reconocidos bajo marcas “Justicialista” y Graciela, y la pick up Castanito de 1945: todos ellos, primeros y más reconocibles intentos de fabricación argentina en serie. No hay que olvidar la motocicleta Tehuelche de la que hay al menos dos ejemplares.
Bajando de nuevo a primera planta, un vestíbulo con más aparatos de inicios del siglo XX: Una grúa Citroën de 1937, un FIAT 1908, un Case 1912, un bus londinense Routemaster al pie de un antiguo vagón belga en madera del Subte (metro subterráneo de Buenos Aires), dos Ford de 1936 y 1962 y otro representante de industria local: el tractor Pampa de mediados de los años cincuenta, basado en el alemán Lanz Bulldog. Todo ello en medio de objetos varios que reproducen ese microcosmos argentino en torno al automóvil: un poste que identificaba al Automóvil Club Argentino (ACA) y una reconstrucción de una sede con todo y antiguos surtidores de nafta (gasolina) de YPF, entre otros.
No es la única reconstrucción. Dentro del recinto se recrea uno de esos conventillos multicolores que identifican al barrio bonaerense de La Boca, y saliendo de él, la calle antigua que se ve desde afuera: así era el viejo Buenos Aires con comercios, letreros en filete porteño y empedrado. Ahí reposan un antiguo camión Chevrolet de cerveza Quilmes, una furgoneta panel también de Chevrolet y un curioso Ford Falcon 1978 pintado en cada una de sus cuatro esquinas con los usos que lo convirtieron, como rezaba su publicidad en “el clásico argentino”: taxi, policial, TC y su versión deportiva Sprint. Una pieza al final que puede resultar controversial como “resignificación artística”, es la carrocería aplastada y oxidada de lo que alguna vez fue un Renault Dauphine fabricado por IKA.
Sin olvidar otras piezas hermosas como la camioneta Chevrolet 1932 de sodas pintada en filete porteño o el antiguo colectivo REO 1927 con bancas de madera, el Museo del Automóvil es un espacio que alberga mucho más que exposiciones. Además de recibir visitantes los fines de semana más días festivos y hacer visitas guiadas a grupos, también es un espacio de divulgación académica abierta al intercambio y al debate de temas en torno al automóvil. Cabe anotar que es una iniciativa eminentemente privada de una familia entusiasta y consciente del papel que el automóvil como parte de la vida sociocultural y deportiva ha jugado en Argentina.
Quien las presentes líneas escribe, tuvo el privilegio de conocerlo un día cerrado al público y obtener las imágenes que Carros y Clásicos les presenta, y que vale la pena visitar junto con todos los demás lugares que caracterizan y que hacen única a esa Buenos Aires de amplias avenidas que convirtieron a sus propios vehículos en emblemas nacionales como el obelisco, el tango o el asado con mate.
El autor desea agradecer a Gustavo Féder, sin cuya valiosa ayuda y conocimiento no habría sido posible el presente cubrimiento.
Pickup Justicialista
Emblema frontal automóvil Justicialista
Siam Di Tella
Peugeot 403
Dodge 1500